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Avanzando el Discipulado ~ Una Relación de Mentor

Por: Jonie Buckley

Traducción Por: Shirley Rosario


Un domingo por la mañana cuando me dirigía a la adoración en mi iglesia una mujer me saludó calurosamente. Ella me notó. Ella estaba en el vestíbulo, de pie junto a una mesa, y parecía tener la responsabilidad de conectar a las personas a los grupos pequeños en la iglesia. Se tomó el tiempo de preguntarme y averiguar si estaba actualmente participando en un grupo pequeño. Incluso después de que le dije que sí, continuó la conversación, cuando yo esperaba que la hubiese liberado de su deber de inscribirme. Terminó tomando mi información de contacto y, unos días después, ¡se acercó a mí! Me preguntó si estaría interesado en reunirme con ella para desayunar. ¡Estuve muy sorprendido! Había estado asistiendo a la iglesia durante cuatro meses, y esa fue la primera vez que alguien que no me conocía se percató de mí y se interesó genuinamente por mí.


En los meses que siguieron, continuó conectándose conmigo. En medio de rostros desconocidos en cada servicio y evento de la iglesia, de alguna manera me encontraba. Ella hacia todo lo posible para saludarme. Parecía que me buscaba intencionalmente para asegurarse de que me sintiera bienvenida. ¡Y lo hizo! Sus conexiones intencionales fueron muy significativas para mí. Ella es una gran conectora y fácilmente comenzó a presentarme a otras mujeres y miembros de la iglesia, lo que abrió las puertas a nuevas relaciones.

Unos meses más tarde, ella comenzó a ser mi mentora. Inicialmente, no estaba seguro de cómo sería eso, o qué significaría para mí, pero estaba emocionado. Ya yo estaba experimentando un tremendo crecimiento en mi relación personal con Cristo, y esperaba más. El desbordamiento de esta relación de mentor se convirtió en el "más."


Ella me dijo que durante el tiempo que estuviéramos juntas, todo se centraría en mí, era mi momento y el foco sería yo. No puedo decir que me sinti completamente cómoda con eso, pero aún me quede asombrado de pensar que alguien quisiera invertir su tiempo no solo para estar conmigo, sino dejando que todo se trate de mí. ¿Alguna vez has recibido un regalo así?


Tener una mentora me ha abierto la puerta a muchas oportunidades diferentes. Me brindo la oportunidad de ser afilada, desafiada, responsabilizada y animada en mi relación con Jesús. Mi mentora ora fiel y regularmente por mí. En cada circunstancia, ella repetidamente me dirige a Jesús, a Su Palabra y Verdad. Tener una mentora durante los últimos seis meses me ha brindado tantas oportunidades increíbles, como participar en un servicio semanal para mujeres y un estudio bíblico para mujeres, unirme a un grupo de responsabilidad con mujeres de ideas similares en este viaje conmigo, conectarme con otros creyentes en el cuerpo de Cristo en mi iglesia, y siendo un testigo a través de oportunidades para escribir. A través de esta relación de mentora, se me ha recomendado para capacitarme en discipulado a travez de grupos pequeños y para entrenamiento de liderazgo con la oportunidad de liderar un grupo pequeño en la iglesia.


Más importante aún, mi relación de mentor ha acelerado mi corazón a la importancia, necesidad y diligencia de esta verdadera relación de discipulado. Debido a que he experimentado este tipo de relación, Dios puede multiplicarla a través de mí a aquellos a quienes discipulo.


Todas estas oportunidades comenzaron con una mujer fiel que se fijó en mí.




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